En Bélgica, el chocolate es un tesoro nacional que surgió después de que Jean Neuhaus y su cuñado crearan en 1912 el antecedente de lo que actualmente conocemos como bombón relleno de praliné. Este gran acierto hizo que tiendas, fábricas y museos especializados en el chocolate brotaran en todo el país. Sin embargo, hasta 1988 Van Belle logró crear una gama de chocolates belgas de sabor superior bajo el nombre de Belcolade, que forma parte del grupo Puratos, ubicada en Erembodegem, Bélgica.
Si Bélgica se conoce muy bien por sus cervezas, el chocolate no se queda atrás, pues es uno de sus principales legados. Por esa razón, la pasión de Eddy Van Belle por obtener un chocolate belga lo llevó a crear uno con el sabor auténtico de Bélgica.
Con el fin de agradecer la herencia, el conocimiento y la experiencia adquirida en México de este ingrediente, Belcolade ofrece no sólo sus productos como materia prima, sino también dos proyectos ambiciosos.
El primero se trata de una plantación que cuenta con centro de investigación llamado Tikul, que está dedicado al cultivo para la protección y manutención del cacao criollo mexicano desde 2009. El segundo se trata del sexto Museo Choco-Story, ubicado en Uxmal, Yucatán.
Este museo muestra en ciudades como Praga, Brujas, París, Bruselas, Nueva York y Beyrouth la importancia del chocolate para los mayas y aztecas así como la difusión de los atributos culturales, históricos y alimenticios del cacao. Descubre más de Belcolade aquí.
Por Miguel Guzmán
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